Catedral en ruinas (Satine+Yet)

**Satine L. Marceaux** Dom Abr 18, 2010 11:41 pm

Mis músculos estaban completamente entumecidos cuando desperté. Estaba bocarriba en algo que por el tacto era un mantel raído y debajo... sí, era madera, madera bastante vieja.
Abrí mis parpados temblorosos, y con un perezoso gemido exploré lo que había a mi alrededor.
Yet dormía en una esquina, y su rostro dormido volvía a recuperar aquellas hermosas facciones angelicales -una comparación algo incorrecta, pero en fin- alcé entonces la mirada.
Había un hombre, un hombre... joder, un hombre crucificado.
-Una... una...
No terminé la frase, y a parté los ojos de inmediato, pero era tarde. Una terible sensación se había instalado en mis ojos, como si se me quemasen las retinas. Era un símbolo cristiano... ¡UNA PUTA CRUZ! habia olvidado las consecuencias que conllevaba mi rango.
Comencé a soltar desgarradores alaridos, clavando mis uñas en aquel altar de madera, astillándola, sintiendo que me quemaba, que me consumía... sin poder quitarme aquella simple imagen de la cabeza.
Realmente no me ocurría nada, era psicológico, pero solo la visión me dolía.
Por una vez, las leyendas de vampiros eran ciertas.

**Yet N. Halkor** Dom Abr 18, 2010 11:48 pm

Me desperté sobresaltado y pegué un respingo.
El grito de Satine había llegado hasta mis sueños y se había clavado en lo más profundo de mi cerebro.
Estaba algo entumecido de dormir sobre la piedra, pero el hechod e concebir que algo malo le estuviera ocurriendo a Satine, me despertó al instante.
Primero, miré la escena sin comprender, pero entonces, me di cuenta. casi había olvidado que era un vampiro completo y los crucifijos según las leyendas no eran compatibles por aasí decirlo con los vampiros.
Me aproximé rapidamente al altar, mordiendome el labio inferior, yo la había colocado allí y me sentía realmente culpable de lo que estaba ocurriendo.
La cogí en brazos y la aparté de allí inmediatamente con las mejillas encendidas de rubor.
-Lo siento... -me apresuré a decir- no recordaba... bueno la verdad es que si... pero pensé... que solo era un mito... lo siento...
La deposité contra el muro un momento, para tratar de descolgar la cruz, pero me fue imposible pues era mucho mas grande que yo asi que, tan sólo pude ocultarla tras la tela que había sobre el altar.
-Lo siento, Satine... -repetí colocándome una mano en la nuca, como solía hacer.

**Satine L. Marceaux** Lun Abr 19, 2010 9:47 pm

Temblando, me acurruqué sobre mi misma.
-Ten más cuidado... por favor... por favor te lo pido... joder...
Intenté recomponerme como bien pude. No podía concebir la idea de aquel pavor sin sentido a un simple símbolo religioso. Era terriblemente vergonzoso.
Escondí mi mirada ruborizada, asustada como la de una niña pequeña que teme a lo absurdo.

**Yet N. Halkor** Lun Abr 19, 2010 9:56 pm

Me agaché para abrazarla.
-Lo siento... -me disculpé- no creí que fuera cierto...
Me entristeció darme cuenta de lo poco que sabía de ella ahora que era un vampiro completo, así que no pude agregar nada más.
Traté de apartar mi cabeza de aquel tema.
-Bueno... y aparte de ... esto último... de la resaca... ¿qué tal? -tanteé separándome de ella lo justo para mirarla a los ojos- Ahora tienes mejor... aspecto... cuando te encontré... estabas... estabas...
No acabé la frase, aunque estaba claro que la palabra era: horrible no... lo siguiente.
-¿Quien te hizo... o qué te hizo... beber hasta acabar en ese estado? -interrogué observándola con preocupación.

**Satine L. Marceaux** Mar Abr 20, 2010 12:40 am

Suspiré, levantándome.
Aún temblaba, pero supe al menos recomponerme. Me apoyé en la pared con los brazos cruzados, recuperando aquella mirada seria que me había compañado durante tanto tiempo. Ahora que no estaba sola, me planteaba por primera vez un cambio radical en los acontecimientos. Quizá, al contrario de lo que pensaba, con Yet aquí, en este mundo, tenia aún alguna oportunidad. Porque notaba que en aquel ambiente sobrecargado, ruidoso y contaminado por la acción humana, aún queban los restos de antiguas civilizaciones mágicas. Y no me creía que Yet y yo fuésemos las únicas criaturas no humanas que hubiesen traspasado el umbral espacio-temporal.
-Aquí las cosas son totalmente diferentes que en nuestro mundo, Yet... -comencé- Mi instinto vampírico milenario me ayudó a adaptarkme rápido a las costumbres, tecnología y forma de vida de los humanos... supongo que a tí te pasará igual en cuanto empieces a recorrer estas calles. Estamos en Nueva York, Yet. Año 2010.
Suspiré, y eché un rápido vistazo a mi vestimenta.
Vaqueros negros ajustados, botas New Rock de plataforma de acero, camisa de tirantes escotada, chaqueta negra de cuero, y pinchos en muñecas y cuello.
-Como ves, aquí cada uno adopta su propia forma de vida... y su trabajo... -mi rostro se ensombreció por momentos- Me has preguntado el porqué de haberme emborrachado anoche... mi "trabajo" es el motivo... has visto... ¿los carteles no?
Me mordí el labio inferior, avergonzada. Reprochándome a mí misma el engaño que sufrí. Todo por darme cuenta demasiado tarde de cuales eran las verdaderas intenciones de aquel humano al que me vendí estando aún perdida en aquel perfecto reflejo del infierno.

**Yet N. Halkor** Mar Abr 20, 2010 12:35 pm

Me levanté yo también y pensativo, di unos cuantos pasos sin rumbo definido, como para certificar que de verdad estaba sobre un mundo sólido. No podía creerme que realmente estuviera en otro, y aunque lo sabía... simplemente no me cabía en la cabeza.
-Nueva York... -susurré mirándo la bóveda que se alzaba sobre mi cabeza- 2010...
Suspiré. De pronto me sentía perdido en la inmensidad de una vida que era totalmente desconocida para mí, y me descrubrí a mí mismo sin saber que hacer después...
Como si hubiera podido leerle la mente a Satine, formulé la pregunta del millón:
-¿Y... somos los únicos no humanos? -hice una breve pausa- no podemos ser los primeros en conocer la existencia de una puerta conectiva entre dos mundos diferentes ... ¿verdad?
Ante el último comentario que ella había formulado, preferí no agregar nada, pues no lo comprendía del todo ¿Venderse? Lo único que conocía que podía tomarse como "venderse" literalmente, me era imposible de concebir en la persona que tenía delante, quizás por todo lo que sentía por ella, pero me era demasiado doloroso admitirlo, pues lo que pensaba era aquel modo de pasar el rato que yo tanto había utilizado antes de llegar al internado, bajo el efecto de aquella bipolaridad violenta que seguía agazapada en mi interior, preparada para saltar a la menor señal de desequilibrio en mis emociones.
Aparté de mi mente aquello y me hice el sueco, ignorándolo.
-Vanessa y Felgor podrían haber cruzado también... sé que no se marcharon del todo cuando nos separamos... Felgor... tiene que ver algo con mi familia materna... desconozco cual es la conexión, pues con tu marcha conseguiste desviarme del tema, pero la hay... y él... quería descubrirla, no me extrañaría que me hubiera seguido... o que me esté buscando. Quizás acabe aquí también...

**Satine L. Marceaux** Miér Abr 21, 2010 10:26 pm

-Ahora que estás aquí... he pensado... que en vez de quedarnos con los brazos cruzados en este lugar... podemos empezar a hacer algo de provecho, e intentar localizar posibles criaturas no-humanas.
Cerré los ojos momentaneamente, suspirando. No era más que una pérdida de tiempo. Nadie podía asegurarnos de que realmente no estábamos solos.
-Ellos vendrán.-declaré, con seguridad- Supongo... que nuestro destino como guardianes...
Me detuve, pues aquella palabra me traía demasiados recuerdos. No, no debía sucumbir a la añoranza de tiempos pasados. Ya no. Era hora de madurar.
Carraspeé suavemente y continué.
-Nuestro destino como guardianes nos volverá a reunir. Seguro. Cuando hicimos aquel pacto con el Internado, significó también que los guardianes estaba destinados a permencer siempre juntos, hasta la muerte. Y como perdimos ya a Rinoku... supongo que se ha decidido, por obra de nadiesabequién, que Felgor sea el guardián sustituto. Al fin y al cabo, fue una de las personas más cercanas a nosotros.

**Yet N. Halkor** Miér Abr 21, 2010 10:41 pm

Abrí los ojos desmesuradamente ante aquella declaración.
-¡¿Felgor?! ¡¿ese gorrión inmaduro?! -reprimí una carcajada.
No era que odiase a Felgor, ni mucho menos, de hecho, le tenía un cariño especial, casi me sentía como un padre con él, o mejor dicho... como un hermano mayor... estabamos emparentados de alguna manera... así que estaba cantado que algo similar debía sentir.
Traté componer un semblante serio, pero me fue imposible, pues la risa se me escapaba.
-¿Y tú crees que será de veras capaz de sustituir a Rinoku? Tiene muchísimos menos años que él, ha perdido parte de su memoria, es un poco tontorrón e inmaduro... no sé... me parece demasiada responsabilidad para él... -traté de esconder tras esos puntos la verdadera razón por la que no quería que Felgor se convirtiese en el futuro guardián. Ciertamente, tenía un miedo increible a perderlo, a perderlo para siempre, a que se hiciera daño... a que le hicieran daño más bien... Me sentía muy protector con aquel "gorrioncillo" buenazo e ignorante de la vida. Yo era también un poco inocente... pero él, lo era muchísimo más y eso me preocupaba
Al imaginarme la posibilidad de que Felgor resultara herido, el semblante se me ensombreció y me revolví, nervioso, no quería dejar traslucir lo mucho que me preocupaba, pues no quería que Satine supiese hasta donde llegaba mi cariño por aquel único familiar que me quedaba.
-Le quedará demasiado grande. -aseguré tratando de que no me temblara la voz.

**Satine L. Marceaux** Miér Abr 21, 2010 10:47 pm

-¿Quién sino va a ocupar su lugar?
Dirigí a Yet mis pupilas inquisitivas. No quería ponerme demasiado dura. Pero Yet tenía que comprender que era una realidad.
Podía darme cuenta perfectamente de a lo que se refería Yet exactamente, y lo comprendía, ¡por supuesto que lo entendía! Pero debía asimilarlo, sino, nos sería posible trabajar como un equipo. Mi opinión era bien clara. Si Yet no lo trataba como un igual y trataba de protegerle en cada ocasión, solo serían ambos una carga. Así que debíana ctuar como un equipo, no uno pro encima del otro. Me costaba decirlo, pero... pensando fríamente, Yet no me servía como guardaespaldas.

**Yet N. Halkor** Miér Abr 21, 2010 10:53 pm

Me queedé unos segundos en silencio y finalmente, tras aguantarle la mirada a Satine, aparté mi ojo de ella.
No podía ganar en aquello. Tenía razón, Felgor era el único que podía hacerlo.
Carraspeé suavemente, sentía la garganta seca.
-Tienes razón... -admití finalmente.
Me aproximé más a ella y la miré a los ojos con fijeza.
-Pero... prométeme que no le pasará nada...

**Satine L. Marceaux** Miér Abr 21, 2010 10:57 pm

Acaricié su brazo derecho con mi mano, suavemente, mientras le miraba en una mezcla de tristeza y apoyo.
-Eso nadie puede asegurártelo Yet... lo siento... haremos lo que esté en nuestra mano para protegernos unos a otros... pero...
Me mordí la lengua, lo que iba a soltar podía resultar algo bastante brusco.
"Si llega el momento en el que su vida haya concluido, nadie podrá hacer nada por él, algún día y más en los tiempos que corren, todos moriremos, y seguramente en medio de alguna batalla" pensé.

**Yet N. Halkor** Miér Abr 21, 2010 11:06 pm

Tragué saliva. Traté de tener seguridad de algo por primera vez en mi vida, no la seguridad desesperada que había tenido cuando había salido en busca de Satine, pues de veras quería creer firmemente que no le ocurriría nada al gorrioncillo tontorrón.
Bajé la mirada un momento, para volver a alzarla segundos después y esta vez con un brillo de seguridad poco común en mí.
Esbocé una media sonrisa.
-No permitiré, que ni a ti, ni a Felgor, ni a Vanessa les ocurra nada. -sentencié finalmente- Pero sobretodo... no permitiré que te aparten de mi lado de nuevo...
Me aproximé más a ella y la abracé fuerte, al transcurso de unos segundos, sin apartar mis brazos de ella, la miré a los ojos. Tenía tantas ganas de besarla... pero sólo sonreí.
-No lo permitiré... -repetí, más para hacermelo creer a mí mismo que por otra cosa.

**Satine L. Marceaux** Miér Abr 21, 2010 11:10 pm

-Creo que me será imposible apartarme de tí...-dije, de corazón. Y no se trataba de un cuestión de "querer", si no de "poder".
Tenía claro, que este había sido mi último intento de marcharme, de olvidar... de olvidarle. A partir de aquel día, nada, ni siquiera yo misma, sería capaz de apartarme de Yet.
Alcé la mirada, esbozando una media sonrisa, muy cerca de su rostro.
-Aún no me has besado, Yet... ¿Querías que fuese especial, después de tanto tiempo? -susurré.

**Yet N. Halkor** Jue Abr 22, 2010 12:29 pm

Mi sonrisa de seguridad se fue diluyendo hasta convertirse en una sonrisa tímida, mientras sentía que se me encendía las mejillas.
Me coloqué una mano en la nuca; me había pillado por sorpresa y apenas era capaz de sostenerle la mirada...
-Lo cierto es... -comencé- que despuéd de tanto tiempo, no quería que fuera un beso cualquiera, no quería forzarlo... quería que fuera cuando tuviera que ser, cuando ambos lo desearamos con la misma intensidad... aunque yo hace ya bastante tiempo... desde que te miré a los ojos en el callejón, que tenía unas ganas enormes de hacerlo...
Era extraño y quizás infundado el nerviosismo que sentía... no pude evitar que me recordara a mi primer beso con mi difunto primer amor. Inmediatamente aparté la imagen radiante de una chica que nunca olvidaría, pero que del mismo modo, no había amado tanto como a la mujer que en aquellos momentos tenía delante.
Sonreí una vez más, completamente ruborizado ante aquel último pensamiento y coloqué mis brazos entorno a la cintura de Satine y aproximé mi rostro al suyo. Me detuve a escasos milímetros de ella, tan sólo para mirarla una vez más a los ojos. después vendí la distancia que separaba nuestros labios y los posé lenta y dulcemente sobre los suyos.

**Satine L. Marceaux** Lun Abr 26, 2010 10:46 pm

Cerré los ojos, embriagada por aquel aliento que me recordaba aquellas tardes perdidos en el bosque, ajenos al mundo.
Y mientras le besaba, volví a recordar todo aquello que la locura y mis años en violento letargo me habían obligado a guardar en un rincón oscuro de mi mente.
Ahora, por fin, recordaba con total intensidad, lo que había sido, y era aún, besar a Yet.
Mis dedos recorriendo su cabellos dorado, para más tarde acariciar la piel suave de su cuello. El sabor de su saliva, la textura de su lengua moviéndose en torno a la mía. Sus manos aferrando mi cintura, como si temiese que me esfumase para siempre... y su corazón... aquel pulso constante y regular... ahora me fascinaba más que nunca.
Nunca comprendería como había podido sobrevivir tanto tiempo faltándome todas aquellas sensaciones.

**Yet N. Halkor** Miér Abr 28, 2010 10:21 pm

Apreté los párpados.
Tanto... tantísimo tiempo separado de ella... ¿como había resistido tanto tiempo?
Aquel momento, desde un principio había sido mi meta, volver a besarla, volver a acariciarla, sentir su presencia mi lado bastaba, beber de sus labios lo único que de veras me era indispensable para vivir... era todo tan irreal que entreabrí mi único ojo para poder convencerme de que volvía a estar junto a ella. La apreté más fuerte contra mí no pude soportarlo por más tiempo. Mis párpados echados ahora poseían bajo ellos una cortina de agua que necesitaba derramarse. Me separé de sus labios y hundí mi rostro al lado del suyo, mejilla con mejilla.
-Lo he pasado tan mal... -musité- ¿como pudiste... dejarme...? Pensé que comprendías que morir asesinado por ti era muchísimo menos doloroso que morir de pena, esperándote... He llegado a perder la cabeza otra vez... y sé que la próxima vez que te vayas sin más... no podré volver a recuperme...
Mi espalda se convulsionó en un sollozo.
-Júrame que no te irás... estuve a punto de matarme... pero había algo... como la vez bajo del cementerio... cuando tu "muriste" yo traté de quitarme la vida... y te oía... te oía gritarme que no lo hiciera...y lo mismo ha ocurrido esta vez... algo evitaba que me fuera para siempre... y no quiero volver a pasar por ello...

**Satine L. Marceaux** Miér Abr 28, 2010 10:54 pm

-Nunca, pasase lo que pasase, tendría el valor de matarte... -murmuré, aunque ni yo misma creía en mis propias palabras.
Suspiré cerrando los ojos.
No iba a llorar. No iba a hacer de aquel reencuentro un mar de lágrimas, porque no serían de felicidad. Tenía miedo, un terror que se habría ante mí como un abismo sin fondo, y sin saberlo, en cualquier momento, Yet podría empujarme y yo caer irremediablemente. Pero debía creer que no iba a ocurrir. Debía creer que en vez de eso, él me llevaría lejos de aquel agujero negro, hasta que mi vista no pudiese divisarlo en el horizonte.
-No voy a volver a irme... sola... sola incluso fui más peligrosa. Yet... tenemos que continuar este camino... juntos. Y lo mejor... lo mejor es que empecemos ya. Ahora que estás aquí, conmigo, las cosas van a cambiar. Podemos cambiar el curso de las cosas, Yet. Creo en ello. Llevo todos este tiempo sobreviviendo, porque sabía que la prueba de que había esperanzas... era que tu me encontrases. Por eso tuve miedo cuando te ví... porque pensaba que me vendría grande... pero podemos cambiar le mundo, Yet.
Sin casi darme cuenta, había agarrado sus manos con fuerza, emocionada. El abismo no se alejaba, pero ahora mismo yo estaba de espaldas a él, así que tampoco podía verlo.
-Tenemos que intentarlo...-dije, tratando de poner todo mi énfasis y mi fuerza en aquellas palabras.

**Yet N. Halkor** Dom Mayo 02, 2010 10:52 pm

La miré fijamente, aún con lágrimas en los ojos.
Apreté sus manos entre las mías y traté de sonreir, aunque lo cierto es que no estaba del todo convencido con sus palabras.
-Si lo hacemos juntos... con eso... me basta... -murmuré.
La rodeé con mis brazos y sostuve su mirada, aún seguía sin creerme que ella estuviera allí, era tan extraño...
Aproximé mis labios a los suyos y bebí de nuevo de la única cosa que de veras me era necesaria para seguir adelante. Ella.

**Satine L. Marceaux** Lun Mayo 03, 2010 10:54 pm

Me separé de él a regañadientes, con mis manos alrededor de su rostro, sonriendo como hacía tiempo que no lo hacía.
-Tienes que empezar a acostumbrarte a este mundo... y supongo que deberíamos empezar ya.
Me separé lentamente de él, para poder observar su aspecto. Suspiré tristemente, y una sombra melancólica cruzó mi rostro.
-Estás... - no sabía que palabra utilizar ¿Cambiado? ¿Lamentable? Lo pero de todo, era que la culpa la tenía solo yo- ...creo que llams demasiado la atención así... engo que conseguirte ropa, y deberías comer algo... lo mejor será que vayamos a mi casa.

**Yet N. Halkor** Mar Mayo 04, 2010 12:29 pm

Alcé una ceja inquisitivo.
-Puedes decirlo... estoy horrible... parece que hayan pasado por mi quinientos años desde la última vez que nos vimos... -suspiré.
Me pasé una mano huesuda por el cabello y tiré suavemente. Cuando volví a mirar, entre mis dedos colgaban varios pelos rubios desvaídos o ya blancos.
-Se me cae el pelo... -admití entredientes- pero... ahora que tú estás aquí... seguro que me vuelve a crecer. Aunque dudo que las canas desaparezcan...
Al oírla pronunciar la palabra "comer", mi estómago profirió un estridente gruñido. De pronto me daba cuenta de cuanta hambre tenía. Ni siquiera recordaba la última vez que había comido...
-¿Tienes casa aquí? -arrugué la nariz, me era imposible de concebir la posibilidad de vivir en un mundo tan aterrador como aquel, donde los humanos eran la raza dominante y (posiblemente) exclusiva, y las bestias de hierro que anteriormente había visto andaban sueltas.

**Satine L. Marceaux** Mar Mayo 04, 2010 11:28 pm

Suspiré.
Acaricié con suavidad su pelo rubio. Sentí ganas de llorar al darme cuenta de que, en efecto, ya no era como antes. Apenas brillaba.
-Bueno... las canas no te sientan mal... cuando tengas el pelo completamente blanco, seremos casi iguales ¿no? -dije tratando de sonreir. Ahora que estabamos juntos no había motivo para la tristeza ¿verdad? Aunque fuese en aquel jodido mundo.
Pensé detenidamente en su última pregunta.
-No es... exactamente MI casa... me la proporcionaron en la agencia de modelos en la que trabajo... cuando llegué aquí no tenía absolutamente nada... supongo que todos lo bienes materiales que poseo son gracias a ellos... necesito el dinero para sobrevivir aquí. No hay bosques ni ríos donde conseguir comida... y no pienso robar. Además, aquí casi todo el mundo tiene una de esas malditas armas de fuego.
Sentí un escalofrío. Las balas doradas. No podía asegurar que no lo fueran, y tampoco pensaba comprobarlo.
-... Las fotos que vistes... bueno, tienen su explicación. Aprovecharon que aquí estaba completamente perdida... pensaron que era extranjera o algo así. Dijeron algo de mi acento... y mi aspecto... luego me dijeron que para vivir aquí necesitaba dinero, y que lo conseguiría poniendo delante de aquel aparato que sacaba unos dibujos excelentes en cuestión de segundos. No sabía para que eran... hasta que empecé a verme en todas partes... lo llaman trabajar "de modelo". Igual que cuando medibujabas, pero para que me vea todo el mundo en la calle. Y no em gusta Yet... salir casi desnuda en un dibujo y que todo el mundo me vea... me persiga... pero necesito ese dinero, y ahora que estás aquí, incluso más.

**Yet N. Halkor** Miér Mayo 05, 2010 8:55 pm

Esbocé una media sonrisa al imaginarme con el pelo blanco. Definitivamente, las canas no me sentaban bien... y era incapaz de creerme que quizás en un par de meses, perdería mi cabello rubio, y adquidiría el aspecto de un anciano.
Al escuchar lo siguiente, me volví a poner serio.
-A mí tampoco me gusta que salgas medio desnuda... y que te vea todo el mundo... -fui bajando el tono de voz paulatinamente, y bajando también la mirada. Simplemente el hecho de pensar que habría millones de humanos babeando ante su figura ligera de ropa hacia que me hirviera la sangre en las venas... pero como sabía que aquello tampoco era de su agrado traté de quitarle hierro al asunto. No podían quitarmela pensando cosas obscenas observando sus fotos ¿verdad? Traté de pensar que de momento los humanos no podían hacer algo así y traté de sonreir.
-Pero recuerda... que eres mía... -bromeé rodeando su cintura con mis brazos- Aunque... sólo espero que no sea lo único que se pueda hacer en este mundo... porque yo si que no pienso posar con poca ropa delante de los humanos...
Me imaginé a mí mismo ejerciendo aquel extraño trabajo, saliendo en aquellos dibujos, posando para el pintor o el que fuera que llevara a cabo aquellas imágenes y me estremecí. Ni loco.

**Satine L. Marceaux** Jue Mayo 20, 2010 12:32 am

Sonreí, aunque con algo de tristeza.

-No me dí cuenta de que había hecho hasta que me ví expuesta en todas las malditas calles de Nueva York... ahora no puedo irme sin más, una vez conseguida la fama... es... practicamente imposible que la gente te olvidé. En caso de ser humana, o una vampiresa normal, podría haber resultado incluso posible, pero... digamos que ejerzo una atracción inhumana a los humanuchos de mierda...

Pasé los brazos sobre los hombros de Yet, rozando dulcemente sus labios con los míos. Depositando breves besos sobre ellos.

-Yo no soy de nadie... simplemente, tu me perteneces a mí- murmuré, burlona.

Miré hacia el exterior. Los últimos resquicios del atardecer trataban inutilmente de zafarse de la inminente oscuridad nocturna, ya podía salir a fuera sin problemas de que mi piel comenzase a cubrirse de dolorosas quemaduras a la media hora de caminar bajo los rayos del sol.

-Esta ciudad es peligrosa por las noches...-susurré- Será mejor que te lleve a mi casa ya.

Le miré, esperando su asentimiento. No solo quería llevarle a mi domicilio por el peligro que conllevaba permanecer a la interperie en la ciudad, el anhelo carnal también nublaba mis sentidos, se convertía en un deseo casi imposible de contener; y confié de que se percatase de la indirecta.

**Yet N. Halkor** Sáb Mayo 22, 2010 12:57 pm

Me percaté de que anochecía y la miré a los ojos unos segundos antes de asentir.
Había algo que me rondaba por la cabeza... la imagen de un niño que había resurgido de entre mis recuerdos nada más mirar por primera vez a los ojos de Satine, al ver su sonrisa...
Suspiré. Aún creía demasiado pronto para hablar de ello, quizás con un poco de suerte, ni siquiera tuviera que sacar el tema y Satine creyese que no había llegado a encontrarle nunca... Tenía miedo de su reacción ante lo que había decidido...
La tomé la mano y se la estreché con fuerza, esperando a que comenzara a caminar.

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